lunes, 24 de junio de 2019

HILOS




           HILOS


Lo que me sostiene, aquello que me otorga
consistencia humana, en posición
de orgullosa altivez, son los hilos.
Hay un hilo que gobierna el pensamiento,
otro que alienta mi voluntad
poniendo freno a la desidia del vivir,
otro más que acerca las palabras a la boca
y les da forma y sentido;
por no hablar de los cuatro
que se ocupan de los miembros,
y les obliga a la ardua tarea de moverse,
en contra del sentir del hilo
que gobierna con tacto el pensamiento, 
pues, como en todo, hay entre ellos conflictos,
y la Historia del gran Hilo es pródiga en noticias:
disensiones, batallas, guerras, armisticios,
golpes de estado, fosas individuales y colectivas,
paredones con sangre aún caliente,
campos de concentración, alambradas,
miembros cercenados que gritan su dolor…

Y luego, sobrevenida la calma,
hay que tejer presurosos el hilo que mueve la alegría,
y otro después, sabio y consistente,
que sepa mover el amor y su ternura
en el aire de esa paz recién conquistada.
Que no sepa la mano creadora
que muchos hilos retorcidos forman
una gruesa cuerda, la gran soga que ahorca la ilusión.

Y no querer saber qué pensamiento mueve
la mano creadora que desde la sombra nos guía.

                                                     Emiliano de Lucas
                               
                                                            

jueves, 24 de mayo de 2018

LOS PERROS DEL SUEÑO 



Es la noche la que ordena

ladrar a sus perros,
la que no concede a sus fauces
     el reposo.

Los aullidos lamen el cristal
en la ventana del sueño.

Los aullidos salpican
en mi agitación su ponzoña.

Y mi sueño ya no quiere más noche.
Reclaman sus banderas el amanecer,
las colchas ornadas con mil flores,
súbita primavera, alborozo
que rompe pedernal con pedernal,
exaltación de voces muy antiguas.

Y lo que aúllan los perros, 
la baba de sus lenguas, su agonía,
lo callará la noche,
en mis luces más negras estragada.

[PUBLICADO EN LITERARY REWIEW, Nº 45] EEUU

 

domingo, 17 de diciembre de 2017

XXIV



El día no te trae clarividencia,
en su piel seductora.

El día es corazón de los secretos,
cerrado a cal y canto.

El que vaga orgulloso por su luz:
náufrago a la deriva
despojado del sueño y las fronteras,
mancha en el mar desnuda
como todo lo que azota el océano,
la desesperación
en jardín sin laureles.

El día no trae clarividencia:
el día va hacia atrás,

con los pies ateridos en su sombra.

De "Flores de invierno". Poesía eres tú. "2012

jueves, 12 de marzo de 2015


SOLISOMBRAS


Desde mi ventana en la umbría
no puedo saber qué sucede
más allá de las cumbres del tejado,
del anguloso horizonte de líquenes
prisioneros del barro.

No puedo comprender qué es allá
desde este hemisferio en sombra.

Mis labios van a hablar de lo perdido:
la tórtola que huyó hace un instante
al descubrir odio en los ojos,
el cimbrearse de la lagartija,
ese zumbido de los moscardones
que olfatean mi sangre,
o la nube que se negó a llover
sobre las piedras estragadas.

Romperé mis pupilas
contra la luz, ahora que es de día
y ofrece tantos dones la mirada.

(Y ofrece tanta ausencia)


martes, 11 de febrero de 2014






Poética


La noche por delante,
por detrás los sentidos;
café sobre la mesa
de gris esmerilado;
la vibración del aire
de las respiraciones,
mi respirar callado,
los ojos absorbentes.

(Y el giro que vomita
mil rostros en la sombra)




El poema obtuvo el 2º Premio en el V Certamen de Poesía Dulce Chacón

jueves, 20 de diciembre de 2012

 



 DURACIÓN



Sigues atento
la cadencia de tu respiración,
aspiras con parsimonia su fluido,
porque sabes que el aire no es eterno,
y tú eres un guardián avaro.
Ni permites que nadie lo malgaste,
ni lo malgastas tú
en respiraciones vanas.
Por eso permaneces inmóvil,
sin que te altere
       ninguna circunstancia,
atento a la cadencia
      de tu respiración.











Del libro En la deriva del tiempo. I Premio del Certamen Ciudad de Trujillo 2001






DECIR


Las palabras que siembro
no siempre dan buen fruto,
las que digo se pierden
en los yermos del aire,
se escuchan de otro modo
en oídos ajenos.
Permanecer callado
es dulce tentación,
un manjar que mi lengua
degusta en sus papilas.
Pero mi boca se abre
con ansia incontinente,
de nuevo su decir
es agua que no cesa;
de nuevo es su brillar
quien seduce a los labios,
que al error no dan tregua.







Del libro Flores de invierno. Editorial “Poesía eres tú”. 2012