DECIR
Las palabras que siembro
no siempre dan buen fruto,
las que digo se pierden
en los yermos del aire,
se escuchan de otro modo
en oídos ajenos.
Permanecer callado
es dulce tentación,
un manjar que mi lengua
degusta en sus papilas.
Pero mi boca se abre
con ansia incontinente,
de nuevo su decir
es agua que no cesa;
de nuevo es su brillar
quien seduce a los labios,
que al error no dan tregua.
Del
libro Flores de invierno. Editorial
“Poesía eres tú”. 2012
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