martes, 29 de marzo de 2011

MENSAJERO



Vienes a decirme
palabras que no entiendo,
a sembrar confusión en mi discurso,
desazón en la calma que me habita.
Pones obstáculos ante mis ojos
de ciego, muros infranqueables,
derrotas asesinas.
Vienes a inocularme una ponzoña
que enturbia el aire de mi pecho
y oprime el corazón
con las cuerdas de sangre.
Y luego huyes descuidado.
Te alejas con aire triunfador
por los pliegues forzados de la risa
y las vías fáciles del sentir
a la estancia plana en que resides,
dejando aquí, casi granada,
la semilla que esconde la amargura.




Del libro En la deriva del tiempo. I Premio del Certamen Ciudad de Trujillo 2001

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