sábado, 18 de diciembre de 2010

ÁRBOL


Me gusta ser árbol,
porque reúno en mí las estaciones,
y dejo que me brote primavera
donde sembró el invierno humillación.
Es entonces cuando mi luz
proyecta la sombra más profunda,
la que ampara las vidas en su abrazo;
es entonces cuando me ofrezco
a la codicia de los pájaros,
frutos que brotaron al tiempo que las hojas
y entre ellas dan curso a sus instintos:
generosidad trae abundancia,
y al cabo me lo pagan en conciertos.
Y me gusta ser árbol del otoño,
porque es lugar donde su ocaso
se torna grana y oro en las miradas,
premonición que se adelanta al fuego.
Me encanta ser árbol por más cosas,
porque me hallo ahí, sin decir nada,
sin preguntar las causas del prodigio
que hace correr la savia por mis tallos,
y me yergo cual símbolo
que no se jacta en vano de su altura.
Pero me gusta ser árbol, sobre todo,
porque después de muerto en mi madera
aún me quedará esa gloria
de ser rescoldo vivo que alimente
las estancias más frías de la noche.


Leído en la celebración del I Día Internacional de la Poesía en Segovia, 2010


http://www.youtube.com/watch?v=fKgE4qc-_Sc





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